Me gustó este dibujo, porque representa más
claramente lo que entiendo por vivir una vida feliz.
Para mí es andar, caminar, navegar, conducir,
volar, como queramos llamarle a nuestra mirada de avanzar, y también quedarme
quieto, conectando con lo que voy sintiendo y me va pasando. Muchas veces para
avanzar debemos detenernos, planificar, reflexionar y ordenar nuestras cargas.
Me encanta este blog desde donde lo estoy encarando
en esta segunda vuelta. Ya escribí hace unos días que me di la licencia de
compartir o por lo menos de poner mis miradas en este lindo camino de trabajar
para estar mejor, y sin duda hace las veces de un ejercicio maravilloso de
reflexión, como lo comento en las charlas y talleres, de generar una conexión
entre lo cognitivo y lo emocional.
Pues bien toda la semana pasada fue una semana
interesante y desafiante conmigo mismo y en nuestro equipo de trabajo de
C.H.GRBIC Consultores. Nos vimos enfrentados a una mirada más escéptica por
momentos y muy analítica por otro respecto de
que trabajo sobre el bien estar sea tan importante en las
organizaciones, y quedamos con una sensación extraña de que si bien entienden
su importancia o eso pareciera, no hay la suficiente convicción de atreverse
desde lo claro y simple a hablar de felicidad.
¿Nombrar el término
felicidad es tan grave para las culturas organizacionales?... Recorrer nuestro
país de extremo a extremo me mostró que las organizaciones descansan en sus
áreas de RRHH y son ellos los que deben ver qué hacer para las personas, y se
me viene una reflexión que nos compartió nuestra presidenta días antes de salir
electa. Dijo que ella no cometería el mismo error que cometió con el “TranSantiago”
que esta vez le preguntaría a la gente qué opina de las medidas que va a tomar
y por las que se verán afectados.
Y no me quiero meter en
lo político, solo en esa reflexión ya que parte de lo que fue el tranSantiago
tiene que ver con que para su implementación se asesoró de expertos pero no
preguntó a quienes lo iban a utilizar, a los usuarios.
Me pasa lo mismo con
este tema del bien estar y la felicidad para los colaboradores. Si le
preguntamos a las personas como lo hice yo (cerca de 10.000 empleados vigentes
de todo tipo de empresa a lo largo de todo Chile), si gustarían de espacios de
conversación y entrega de herramientas para estar mejor, para buscar
coherencias en sus vidas, la mayoría lo pedían a gritos…Pero las organizaciones
o las áreas respectivas no lo dan porque supuestamente la “cultura lo impide”.
Entonces me pregunto ¿cuándo es el momento o cómo debe darse la situación para
que se implementen acciones que vayan desarrollando el bienestar en nuestros
colaboradores?
Yo creo que es YA, así de
simple. Mientras antes empecemos mejor será, y habrá menos stress, menos
licencias, menos depresión.
Por momentos sentimos
como una suerte de frustración de no poder expresar y mostrar con indicadores
duros los efectos que hemos visto en nuestros talleres, sin embargo nos
reunimos a reflexionar y le dimos una vuelta para ver esta situación como una
oportunidad de crecer y ser más creativos. Y de ninguna manera renunciar a este
hermoso estandarte de que se puede y se debe estar bien.
Creemos que las
organizaciones deberían ofrecer los espacios de desarrollo para el bien estar
de su gente y la elección sin duda debe ser personal para que no nos pase lo
mismo que con el Transantiago, que unos pocos, desde el palco de lo que debe
ser, definen lo que la mayoría seguramente necesita.
Como plantea la
sicología positiva las cosas suceden por algo y ese algo es el que hay que ver,
analizar y trabajar.
No triunfan los que no
se caen, sino quienes nos caemos y nos paramos porque tenemos claro que hay
algo que debemos dejar en nuestro camino. Nuestra vida tiene un sentido y
mientras antes descubramos ese sentido, antes estaremos en el camino de
trabajar en el bien estar y la felicidad. Porque esta es una forma de vida y no
solo momentos….
Nos vemos
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